La menarca o primera menstruación antes de los 10 años y la menopausia precoz (antes de los 45 años), el uso de anticonceptivos y terapia de reemplazo hormonal, el embarazo (en especial si se acompaña de complicaciones como diabetes o hipertensión gestacional) son factores únicos que aumentan el riesgo de ataque cerebral en las mujeres que no son tenidos en cuenta en la mayoría de los modelos que predicen el riesgo de eventos cerebrovasculares.
El ataque cerebral o ACV es la tercera causa de muerte y la primera causa de discapacidad en mujeres en todo el mundo. Además de factores de riesgo “clásicos” como la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo o arritmias como la fibrilación auricular, las mujeres se enfrentan a factores específicos que aumentan su riesgo de sufrir un ataque cerebral.
Factores genéticos.
Aunque menos frecuente que el ataque cerebral isquémico (que ocurre cuando se obstruye una arteria del cerebro), el ataque cerebral hemorrágico que se produce por ruptura de un aneurisma es un cuadro más grave y que acarrea un mayor riesgo de mortalidad y secuelas.
Por factores genéticos y hormonales, el riesgo de sufrir un aneurisma cerebral en las mujeres es 50% mayor que en los hombres.
Anticonceptivos hormonales.
Desde su introducción en el mercado en la década del 60, los anticonceptivos hormonales combinados (“la píldora”) marcaron un antes y un después en el control de la natalidad; y hoy más de 100 millones de mujeres en todo el mundo la toman regularmente.
Aunque se trata de formulaciones seguras, no están exentas de efectos adversos: en mujeres que fuman o sufren de migraña con aura, el uso de anticonceptivos hormonales combinados se asocia con un aumento de hasta 10 veces en el riesgo de sufrir un ataque cerebral.
Terapia de reemplazo hormonal post menopausia.
Es frecuente que en los años previos e inmediatamente posteriores a la menopausia algunas mujeres experimenten síntomas como sudoración nocturna, sofocones y calores; que están relacionados con las variaciones naturales en los niveles de hormonas en esta etapa de la vida.
Aunque en la mayoría de las mujeres los síntomas son leves y autolimitados, a veces pueden ser lo suficientemente severos como para interferir con la vida diaria; y en estos casos es frecuente la prescripción de tratamientos de reemplazo hormonal para mejorar los síntomas. Estudios como el Women’s Health Initiative (un ensayo que incluyó a más de 150 mil mujeres en EE.UU. y estudió distintas estrategias para prevención de enfermedad cardiovascular, osteoporosis y cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas) mostraron que la terapia de reemplazo hormonal se asocia a un 30% más riesgo de sufrir un ataque cerebral. Si bien el riesgo absoluto en mujeres menores de 60 años es bajo, debe tenerse especial cuidado en aquellas que tengan otros factores de riesgo cardiovascular como tabaquismo, hipertensión o diabetes.
Embarazo.
Si bien las chances de sufrir un ataque cerebral en mujeres menores de 50 años son bajas (se estima una incidencia de alrededor de 25 por cada 100.000 mujeres/año), por razones que no están del todo claras este riesgo se dispara 9 veces en el período periparto, especialmente en mujeres que sufren complicaciones como la hipertensión gestacional o la preeclampsia.
Preeclampsia: una complicación del embarazo que dispara el riesgo de Ataque Cerebral.
La preeclampsia es una complicación potencialmente grave que afecta a alrededor del 3.4% de los embarazos, en la que se combinan presión arterial elevada con otros desórdenes como trastornos renales, hepáticos, visuales y hematológicos. La preeclampsia aumenta hasta 30 veces el riesgo de sufrir un ataque cerebral isquémico y 10 veces el riesgo de ataque cerebral hemorrágico, especialmente en el posparto inmediato.
La detección precoz, un pilar fundamental. El diagnóstico y tratamiento temprano de la hipertensión en el embrazo es fundamental para reducir el riesgo de complicaciones a la madre y al feto, es por eso que una medida tan simple como la medición de la presión arterial en cada consulta obstétrica es clave.
El desafío del seguimiento a largo plazo. Además del riesgo durante el embarazo y en el posparto inmediato, por motivos que todavía no están del todo claro las mujeres que tuvieron preeclampsia mantienen a largo plazo mayor riesgo de sufrir eventos cerebrovasculares; por lo que la promoción de hábitos saludables como no fumar, hacer actividad física en forma regular, mantener una dieta saludable y controlar la presión arterial es clave en esta población.
La importancia del chequeo anual en la mujer. Se recomienda la realización anual de un chequeo integral y personalizado de la salud de la mujer con el fin de poder prevenir el desarrollo de eventos cardiovasculares graves (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y/o muerte súbita), mediante la implementación de estrategias preventivas más intensas cuando sea necesario. Lo que incluye examen fisco, realización de pruebas de laboratorio, electrocardiograma y estudios modernos de diagnóstico por imágenes.